El día que decidí quedarme a su lado, alguien le había robado la bicicleta y no supo defenderse. Recuerdo que ese día decidí enfrentarme al mundo por y con él. El resto de nuestra vida juntos, con mi madre, ha ido transcurriendo con muchas dificultades no  lo negaré: su aseo, su alimentación, sus horarios, su maldito fútbol… Ha sido un largo recorrido. Pero hoy, he de decir, que es un gran compañero y, sin duda alguna, mi mejor hermano.

Fuente: https://www.lavozdeasturias.es

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